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La Reina Isabel y la economía de Inglaterra.

Cuando la joven Isabel heredó la corona de manos de su padre Jorge VI el país tenía un estatus que le daba cierto prestigio.

Una imagen que se repite ahora que ha partido de este mundo tras 70 años de mandato en la Corona Británica, dado que Inglaterra goza de una posición importante en el mundo.

En los años 50, el gran motor del país era su potente industria, que daba empleo a uno de cada tres trabajadores, mientras que el sector servicios empleaba a menos de la mitad.

Ahora, con siete décadas al mando de la Reina Isabel II esta situación se ha dado la vuelta y el núcleo de la economía se sitúa en apenas una milla cuadrada en el corazón de Londres, en la City.

Marcado por la desregulación financiera y los años bajo el mandato de la premier Margaret Tatcher, el país ha apostado por las finanzas.

Inglaterra es el centro de los principales bancos y firmas de inversión.

En este sentido, los servicios ya representan más del 80% de su masa laboral, frente al apenas 7% al que ha caído la industria.

Londres es un centro financiero global | La Reina Isabel y la economía de Inglaterra

Así como Dubái es un centro financiero a nivel mundial y goza de bastante prestigio, Londres también se ha consolidado en un centro financiero global.

Más hace siete décadas conservaba la importancia comercial de haber sido la cabeza de un gran imperio.

Según los datos recopilados por Bloomberg, el Reino Unido representaba el 9% de las exportaciones en todo el mundo y la cuota ha caído ahora al entorno del 2%.

En los 50, el déficit comercial del Reino Unido era unos 1.000 millones de libras, mientras que en 2021 se disparó por encima de los 150.000 millones.

Pese a la corriente proBrexit y a favor de mantener su independencia, lo cierto es que la economía británica es hoy mucho más dependiente del exterior.

Precios de las viviendas se han disparado en cifras récord | La Reina Isabel y la economía de Inglaterra

La gran transformación del Reino Unido también se ha visto en el mercado inmobiliario.

El precio promedio de la vivienda se ha disparado hasta un récord de 270.000 libras, frente a las 2.000 que se pagaban en 1952 (que equivaldrían a unas 60.000 libras actualmente), según los datos de Nationwide Building Society.

Con la inversión temprana en el ladrillo, muchos británicos lograron generar riquezas que no habrían sido posibles ni a través de los empleos mejor pagados en Reino Unido.

Y aunque en 1952 era posible adquirir una vivienda con un solo salario en la familia —siendo en aquel momento la figura del hombre la dominante en la fuerza laboral— actualmente se requieren de al menos dos ingresos por familia para comprar un piso. 

Lo único en lo que se parece la situación que recibió Isabel II de su padre, Jorge VI, de la que lega a su hijo Carlos es que la guerra manda.

La Guerra Industria y la guerra contra Ucrania

Para el momento en que Isabel II se convirtió en la Reina de Inglaterra, su país vivía consecuencias de la II Guerra Mundial.

Ahora, en pleno 2022 con la invasión de Rusia a Ucrania y la crisis que ha generado el país teme por un crudo invierno.

Aunado a eso se encuentra la inflación, por lo que, la gran preocupación de los Gobiernos, está en Reino Unido en ligeramente por encima del 10%.

Y en febrero del 52, cuando Lilibet llegó al trono, los precios en el Reino Unido estaban en el 11%.

Como si entre estos dos puntos nada hubiese ocurrido.

la Reina Isabel y la economía

El nuevo panorama económico de Inglaterra

Ahora con la muerte de la Reina, el país afronta nuevos retos como son el sobre ponerse de las consecuencias que genera la guerra entre Rusia y Ucrania.

Además de la elevada inflación y el costo de la vida, un fenómeno a nivel mundial.

Ahora, Liz Truss, la nueva primera ministra, tiene la misión de redefinir el rumbo de un país sumido en una espiral crítica de precios.

Todos tensionados por su dependencia energética y una inflación que los expertos apuntan a que superará el 13% el próximo invierno.

En función de esto, una de las primeras medidas de la ‘premier’ es congelar las facturas del gas y la electricidad a partir de octubre en un máximo de 2.500 libras anuales por hogar (2.880 euros), con el fin de aliviar su carga económica.

Enmienda así al regulador energético de Gran Bretaña, Ofgem, que fijó hace unos días el precio máximo que las energéticas pueden cobrar a los hogares en 3.549 libras (4.202 euros) a partir del 1 de octubre.

Precio un 80% superior al actual, fijado en 1.971 libras (2.325 euros).

Con estas medidas se pretende bajar la inflación

La dirigente aseguró que estas medidas podrían rebajar la actual inflación en cinco puntos, mientras que Goldman Sachs, que pronosticaba una inflación del 14,8% en octubre, ha rebajado su estimación a un 10,8%.

El Banco de Inglaterra, que ha calificado como “inevitable” la recesión económica del país durante los próximos meses.

Algo que otros países de Europa se niegan a reconocer y tratan de decir que esta no es una realidad, pero en Inglaterra ya se vislumbra.

Por lo que la primera Ministra tendrá en cuenta la recesión para decidir sobre los tipos de interés.

Al mismo tiempo, el nuevo Ejecutivo anulará la prohibición del fracking para extraer petróleo y gas en el Mar del Norte.

Donde prevé retomar la producción del mismo en seis meses, además de negociar contratos a largo plazo para bajar el coste de la intervención.

La nueva Primera Ministra propone una bajada de impuestos

En aras de buscar una estabilidad financiera para Inglaterra en un momento tan álgido como el que vive el mundo entero.

La nueva Primera Ministra ha propuesto una nueva bajada de impuestos sin concretar cuáles, y una inyección de 40.000 millones de libras esterlinas (46.000 millones de euros) a la economía británica para garantizar la liquidez de las empresas.

Dado que estas necesiten sortear la volatilidad de los precios.

El objetivo, sin duda, es aliviar y evitar las tensiones de una ciudadanía que podría caldear las calles ante un invierno frío en las casas.

Y es que con la situación entre Rusia y Ucrania las tensiones están a la orden del día y los pronósticos económicos no ayudan mucho.

El pueblo está molesto

El país afronta una nueva temporada de huelgas, convocadas en sectores clave como el postal (Royal Mail), estibadores, trabajadores ferroviarios -que ya han anunciado paros en los próximos días-, abogados penales o basureros, todos ellos descontentos por sus condiciones laborales y bajos salarios.

Solo el luto por la muerte de la reina ha suspendido alguna de esas protestas por el momento, pero no salva el malestar generado.

Sin embargo, es una vieja bandera vinculada al Brexit la que amenaza con romper la agenda política del nuevo gobierno: la inmigración.

En lo que va de año, más de 17.000 personas han cruzado el canal de la Mancha en pequeñas embarcaciones, alcanzando cifras récord en julio y agosto.

El puerto del condado de Kent -el más cercano a Francia- es el destino habitual de la mayoría de migrantes, quienes han sido amenazados por el gobierno británico con hasta cuatro años de prisión o la deportación a Ruanda, país africano con quien el Reino Unido mantiene un acuerdo en esta materia.

 

 

 

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